Hace aproximadamente una década, la madre de Cheyeanne falleció. eга una mujer joven y aparentemente saludable, pero un día descubrió que tenía cáncer y, unos meses después, se fue.

“Cuando mi mamá fue diagnosticada, definitivamente estaba en un camino diferente en la vida”, recuerda Cheyeanne. “Tenía un negocio en el que trabajaba demasiadas horas. Estaba viviendo el sueño de otra persona que no eга el mío, y pensé que debía hacerlo porque eso es lo que me habían enseñado a creer que debía hacer con mi vida, ganar dinero. Cuando mi mamá fue diagnosticada con cáncer, me di cuenta de que la vida puede cambiar en un solo día. No tienes garantizado ningún tiempo. Realmente no tienes garantizado nada”.

Continúa: “A veces puede parecer һoггіЬɩe para las personas, pero siempre digo que la muerte de mi mamá fue lo mejor y lo peor que me ha pasado, porque obligó a una versión muy joven de mí a vivir de manera extremadamente presente”.

Y así, con la ayuda de sus queridos perros: саѕһ (ahora fallecido), y luego Notorious y Shady, Cheyeanne finalmente encontró la salida del oscuro lugar de duelo en el que se encontraba y comenzó a aprender a vivir realmente de nuevo.

“Cambié de carrera. Me mudé. Terminé una relación muy larga. Pasé todo un año ‘desmontando la cebolla’, descubriendo quién eга como persona y qué quería de la vida y hacia dónde quería que fuera mi vida. Quería ser feliz y quería hacer feliz a la gente. Y, sinceramente, con cada hueso de mi cuerpo, creo que eso es posible”.

Notorious fue la primera mascota adoptada por Cheyeanne después de la muerte de su madre, y también fue su primera mascota con discapacidad. Su hermana le envió un enlace en Facebook sobre el cachorro, y ella se enamoró al instante.

“Había este pequeño perro que no tenía más de un año corriendo en la nieve sin usar sus patas traseras, y solo estaba dando vueltas y giros, y hacía un chillido agudo, y me enamoré. Nunca había visto a un perro con tanta energía y vitalidad”.

Al principio, Cheyeanne dudaba en adoptar al perro porque nunca había lidiado con animales con necesidades especiales. Sabía que esta mascota tenía un uso limitado de sus patas traseras y carecía de control de su vejiga, pero no podía sacarse al perro de la cabeza. Así que solicitó la adopción y, unos meses después, tenía a su nueva mascota, ahora llamada Notorious, en casa en Spokane, Washington. Ocho años después, Notorious sigue siendo feliz y enérgica, y disfruta correr en su silla de ruedas en carreras de 5 km, a pesar de tener alrededor de nueve o diez años.

“Tan pronto como la suelto de la correa, baja a toda velocidad por la colina y no le tiene miedo a nada. Así que ella lidera y yo la sigo. Ella no se da cuenta de que es discapacitada, y no necesito decírselo”, se ríe Cheyeanne.

El otro perro de Cheyeanne, Shady, también fue amor a primera vista, pero de una manera diferente. La mayoría de las mascotas rescatadas necesitan tiempo para adaptarse a sus nuevos dueños y vidas, pero Shady sabía cómo confiar y amar a todos desde el principio, y se acercó inmediatamente a Cheyeanne. Por su parte, Cheyeanne tenía la intención de adoptar otro rescate considerado “no adoptable”, por lo que la encantadora Shady no parecía ser la opción adecuada al principio.

“Cuando conocí a Shady, eга simplemente adorable. eга un abrazo y un amor, y movía su colita blanca, y les dije a las personas del refugio: ‘No necesito adoptar a este perro. Este perro encontrará un hogar. No es un perro difícil de colocar’. Y ellos me dijeron: ‘Pero Cheyeanne, este perro ha estado aquí durante casi un año’. Y les dije: ‘Lo siento, pero este perro no estará aquí más tiempo’”.

Cheyeanne no dudó en llevar a Shady a casa, y desde entonces ha sido una compañeга amorosa y fiel. Shady tiene un ojo ciego y cicatrices en su cara debido a un pasado desconocido, pero eso no ha afectado su personalidad cariñosa y juguetona.

“Shady es solo amor. Ella es mi sombra. Está a mi lado todo el tiempo”, dice Cheyeanne con una sonrisa.

Estos perros rescatados han tenido un impacto profundo en la vida de Cheyeanne. No solo le han brindado amor y compañía, sino que también le han enseñado importantes lecciones sobre la vida y la felicidad.

“Ambos perros me han enseñado a vivir en el momento presente y a apreciar las cosas pequeñas”, comparte Cheyeanne. “Ellos me enseñaron a ser valiente y a enfrentar los desafíos con determinación. También me han enseñado a amar incondicionalmente y a encontrar la belleza en las diferencias y las imperfecciones”.

Además de ser una amante de los perros, Cheyeanne también es una defensora apasionada de la adopción de animales y de brindar oportunidades a las mascotas discapacitadas o consideradas “no adoptables”. A través de sus propias experiencias, ha aprendido que estos animales pueden tener vidas maravillosas y llenas de alegría, y espera inspirar a otros a considerar la adopción de mascotas en situaciones similares.

“Creo que todos merecen una oportunidad de tener una vida feliz”, dice Cheyeanne. “Y estos perros me han mostrado que incluso cuando enfrentamos desafíos o tenemos limitaciones, aún podemos encontrar la felicidad y hacer una diferencia en la vida de alguien más”.

La historia de Cheyeanne y sus perros es un recordatorio poderoso de la conexión especial que podemos tener con los animales y de cómo pueden ayudarnos a superar obstáculos y encontrar un propósito significativo en nuestras vidas. A través de su amor incondicional y su espíritu resiliente, estos perros han iluminado el camino de Cheyeanne y le han ayudado a descubrir lo que realmente importa en la vida: el amor, la compasión y la felicidad verdadera.