Hoy es mi cumpleaños, y mientras el viento helado sopla por las calles, no puedo evitar sentir un vacío en mi corazón. A mi alrededor, la gente celebra con sonrisas y abrazos, pero yo solo anhelo un lugar cálido al que llamar hogar.

La lluvia fría me caló los huesos, y aunque el mundo exterior brilla con luces y alegría, mi mayor deseo es simplemente estar al lado de mi dueño. Su amor es mi refugio, el calor que necesito para sentirme completo.

Espero que, al llegar a casa, encuentre un rincón acogedor donde podamos disfrutar juntos. Un simple gesto, una caricia, y un “feliz cumpleaños” serían suficientes para llenar de luz este día gris. Porque al final, lo que realmente importa es ese vínculo especial, el amor que transforma cualquier lugar en un verdadero hogar.