Soy muy bueno y no hago nada, así que deja de ignorarme
Todos hemos estado en esa situación: nos sentimos ignorados, subvalorados o incluso invisibles a veces. Es fácil pensar que el mundo solo se da cuenta de las voces más fuertes o de las personas que constantemente hacen algo impresionante. Pero ¿qué pasa con aquellos de nosotros que somos simplemente… buenos? ¿Buenos de corazón, buenos para estar presentes, buenos para ser quienes somos, incluso si no siempre estamos persiguiendo grandes logros o presumiendo?
La verdad es que ser “bueno” y no hacer nada extraordinario a los ojos del mundo no hace que alguien sea menos merecedor de atención. De hecho, a menudo son las personas tranquilas, confiables y de buen corazón las que aportan valor a las relaciones, los equipos y las comunidades de maneras que no son inmediatamente obvias. Ser ignorado simplemente porque no estás constantemente en acción puede resultar desalentador, pero es un recordatorio de que tu valor no se mide por lo ocupado que estés.
Así que, deja de ignorar a quienes no son los que más ruido hacen, pero tienen mucho que ofrecer a su manera. Es hora de reconocer la fuerza, el valor y la bondad de simplemente existir, sin la necesidad de hacer más constantemente.