En un día frío y lluvioso, el oficial de policía de Nueva York Michael Pascale se convirtió en un verdadero héroe cuando lo encontraron con un pequeño perro negro llamado Joey. Mientras patrullaba el parque público de su patrulla, pudo ignorar la visión de Joey, que estaba tirado entre agujas desechadas y botellas de cerveza.
Joey estaba en una situación desesperada, atado a la cerca con una cadena fuerte a su alrededor, empapado por la lluvia, temblando y claramente abatido. La mirada lastimera en los ojos de Joey tocó una fibra sensible en el oficial Pascale, y supo que tenía que actuar.
“Lo primero que se me ocurrió fue que tenía que sacarlo de allí”, compartió Pascale con The Dodo. Lo que siguió fue una conmovedora historia de adopción que cambiaría la vida de ambos para siempre.
La oficial Pascale no perdió el tiempo. Llevó a Joey al refugio Animal Care Centers of NYC en Brooklyn y, mientras secaba al agradecido cachorro con una toalla, comenzó a formarse un vínculo especial entre ellos. Para Pascale, Joey era solo un animal; vio a un cachorro necesitado.
“No veo ningún animal”, enfatizó Pascale. “Lo noto tanto. Y eso no es algo que quisiera”. Envió un mensaje de texto con una foto del cachorro muerto a su esposa, quien respondió: “¡Tráelo a casa!”. La pareja estaba lista para adoptar a Joey, con solo el camino que lo bloqueaba.
Los Centros de Cuidado de Animales informaron a la Oficial Pascale que Joey tuvo que someterse a una detención preventiva de 72 horas. Este período de espera garantiza que solo los animales adoptados o acosados tengan la oportunidad de corresponder con sus pérdidas. A pesar de su entusiasmo por adoptar a Joey, Pascale y su esposa entendieron la importancia de este período de espera.
Durante esas largas 72 horas, la Oficial Pascale visitó a Joey todos los días, formando un vínculo aún más fuerte con el dulce perro. Finalmente, cuando tomó el control de los perros callejeros, Pascale cumplió su promesa a Joey, adoptándolo y prometiéndole protegerlo de la infidelidad y el abandono.
La transición de Joey de un perro callejero frío y húmedo a un miembro querido de la familia completa llenó a Pascale de besos de agradecimiento. Ella regresará a casa para comenzar el siguiente capítulo de su vida juntos.
Hoy, Joey disfruta explorando la ciudad de Nueva York con su padre y acurrucándose en el sofá con su madre. La oficial Pascale señala que Joey se ha convertido en un verdadero “niño de mamá”. Si bien Joey puede ser perfecto (a veces se queda atrapado en el tesoro y todavía no le gusta salir bajo la lluvia), es feliz y amado.
Al final, lo único que Joey realmente quería era un hogar: amor, y gracias a la compasión de la oficial Pascale, encontró eso y más. El conmovedor viaje de Joey te recuerda el vínculo mágico que puede formarse entre humanos y animales y el poder transformador de la amabilidad y el respeto.