En un tranquilo vecindario, donde el sol acaricia suavemente las calles empedradas, hay un pequeño hogar donde reside un perrito especial llamado Simón. Simón no es como los demás perros; tiene una discapacidad en una de sus patas traseras que le impide correr y jugar como lo hacen los otros perros. Pero a pesar de sus limitaciones físicas, Simón tiene un corazón lleno de amor y alegría.
Hoy es un día especial en la vida de Simón: ¡es su cumpleaños! Sin embargo, a diferencia de otros perros que reciben regalos y son rodeados de amigos peludos en su día especial, Simón se encuentra solo en su pequeño rincón del jardín trasero. Sus dueños, ocupados con sus propias vidas, apenas recuerdan la fecha.
A medida que el sol se eleva en el cielo y las horas pasan, Simón permanece allí, mirando con tristeza a través de la cerca hacia el mundo exterior. Observa cómo otros perros juegan y corren juntos en el parque cercano, deseando poder unirse a ellos. Pero sabe que su discapacidad lo limita y lo hace diferente.
Sin embargo, justo cuando parece que el día pasará desapercibido, algo maravilloso sucede. Un grupo de niños del vecindario, que a menudo pasan por delante de la casa de Simón en su camino hacia la escuela, notan al solitario perrito en el jardín. Intrigados por su apariencia y movidos por la compasión, deciden hacer algo especial por él.
Con risas y entusiasmo, los niños corren hacia la casa de Simón, llevando consigo un pequeño pastel casero y algunos juguetes para perros. Al ver la sorpresa, los ojos de Simón se iluminan de alegría. Por primera vez en mucho tiempo, siente el calor del afecto humano.
Los niños pasan el resto del día jugando con Simón en el jardín, haciéndolo sentir querido y especial. Juntos, comparten risas, abrazos y momentos inolvidables. Y aunque el día pueda haber comenzado solitario y olvidado, termina siendo uno de los cumpleaños más memorables de Simón, gracias al amor y la bondad de los nuevos amigos que ha encontrado.