Cuando un rescatista salió a la calle bajo la lluvia torrencial, notó que alguien se estaba refugiando debajo de un auto.

Al agacharse para mirar más de cerca, vio algo que le rompió el corazón. Dos cachorros temblaban abrazados, tratando de mantenerse calientes en el clima gélido.

El buen samaritano sabía que los cachorros debían ser recogidos lo antes posible. Sin embargo, la pregunta era, ¿dónde estaba su madre?

Misión de rescate

Por supuesto, el rescatista no podía dejar a los dos bebés solos, así que se quedó a su lado hasta que dejó de llover y decidieron salir.

Pensando que debían tener hambre, les dieron algo de comida deliciosa para llenar sus estómagos.

Después de estar con ellos durante dos horas, el rescatista notó que otro perro estaba debajo de un auto. Comprendió de inmediato que se trataba de su madre.

Desafortunadamente, la mamá perra no confiaba en la humana en absoluto y huía constantemente de ella.

Por eso, el rescatista decidió pedir refuerzos.

El pequeño equipo logró capturar a la pequeña familia en una perrera y, cuando pudieron observarla más de cerca, notaron que había algo extraño en sus barrigas.

Pensando que sería mejor si los llevaban inmediatamente al veterinario, los metieron en un auto y los llevaron a la clínica local.

En el veterinario
Desafortunadamente, los dos cachorros estaban en muy mal estado. Aparte de sus barrigas, sus cuerpos estaban completamente cubiertos de sarna.

Durante el viaje al veterinario, así como durante el tiempo que pasaron allí, los dos hermanos y su mamá no parecían poder relajarse.

Era obvio que no estaban acostumbrados a estar en contacto con humanos, por lo que conocer a tantos en tan poco tiempo debe haber sido muy abrumador.

Afortunadamente, pudieron confiar el uno en el otro y permanecer tan tranquilos y serenos como pudieron.

Sin embargo, después de una cuidadosa consideración, los veterinarios decidieron que el tratamiento al que debía someterse esta pequeña familia sería mucho más efectivo si estaban separados.

Después de cinco días, este método demostró funcionar, ya que la salud de esta pequeña familia mejoró significativamente e incluso pudieron reunirse nuevamente.

Desafortunadamente, la madre, llamada Vanyam, y su hija, Jadu, aún no podían confiar en sus rescatadores. Todo lo que hacían era esconderse en un rincón y esperar a que se fueran.

El otro cachorro, un macho llamado Haetal, estaba un poco más relajado e incluso pasó el tiempo jugando con algunos juguetes.

Después de pasar un mes entero con su rescatador, la pequeña familia finalmente entendió que estaban en manos de alguien que quería lo mejor para ellos.

Su salud también mejoró drásticamente: la sarna desapareció casi por completo y sus barrigas volvieron a ser pequeñas.

Nueva vida
Uno por uno, todos los miembros de esta pequeña familia fueron adoptados.

Ahora, viven una vida feliz con humanos increíbles que les están mostrando lo que realmente significa ser amado.

¡Pasan sus días divirtiéndose jugando, tomando siestas acogedoras y haciendo caminatas aventureras con sus nuevos humanos!