La semana pasada, en un día de calor abrasador en Tennessee, Kaye Fiorello conducía por una autopista cuando vio a un agente de la patrulla de carreteras estacionado a un costado de la carretera. En ese momento no le dio mucha importancia, pero resultó ser algo muy positivo.
Continuando su camino, Fiorello vio algo más que la hizo reflexionar.
“A una milla de distancia, la cabeza de este pequeño perro apareció al costado del camino”, dijo Fiorello a The Dodo. “Parecía que había estado allí durante algún tiempo”.
Fiorello quería conseguir ayuda para el cachorro abandonado y sabía exactamente dónde encontrarlo.

Pensando en el agente que había visto, Fiorello dio la vuelta con su coche y regresó por donde había venido. Se detuvo junto al agente y le contó lo del perro, sin darse cuenta de que con ese intercambio cambiaría la vida de ambos para siempre.
“Él le preguntó dónde estaba y salió tras ella”, dijo Fiorello. “Lo seguí y le señalé la zona”.
Al llegar al lugar, notaron que la perrita parecía estar herida y asustada. Al principio, se mostró recelosa ante la llegada del agente, pero este le llevó agua y comida en un intento de ganarse su confianza. Pero no se detuvo allí.
Después de pedir ayuda al control de animales, se sentó al lado de la cachorra, sosteniendo una sombrilla para protegerla del sol abrasador.

Al ver su dedicación al perro, Fiorello se sintió profundamente conmovido.
“Me dijo: ‘Me voy a quedar sentado aquí hasta que confíe en mí’”, dijo Fiorrello, y agregó que el perro parecía percibir el corazón bondadoso del policía. “Parecía exhalar un suspiro de felicidad. Y esos ojos de cierva… la diferencia era como la noche y el día. Conectaban. Era poderoso. Estaba llorando lágrimas de felicidad por esa chica”.
Y resulta que esta conexión no sería pasajera.

Fiorello tuvo que continuar su camino antes de que llegaran refuerzos, pero más tarde se enteró de que habían rescatado al perro con éxito y lo habían llevado al veterinario para que lo tratara. Sufría una fractura de cadera, pero no era algo que tuviera que afrontar sola.
El oficial estaría a su lado también en esa parte.

Una semana después de que la perrita fuera encontrada en la carretera, herida y sola, encontró un hogar. El oficial decidió quedarse con ella para siempre.
“¡La adoptaron! ¡La recibió hoy!”, dijo Fiorello. “Se llama Princesa y regresará a casa del veterinario en un par de semanas, tal vez dos”.

Para Fiorello, cuyo instinto de conseguir ayuda para el cachorro herido culminó con el cambio del mundo del cachorro para siempre, el final feliz de la Princesa no podría haber sido más perfecto.
“Fue como si estuviera destinado a ser”, dijo.
licenciado en Derecho
BL