Hay criaturas que por trágicas razones del destino están condenadas a una vida de luchas y experiencias desagradables, sin encontrar una salida a su agonía. Todo esto como consecuencia de la mala conducta de personas criminales e irresponsables que los someten a este estado de tormento.
Un caso trágico que sirve de ejemplo es todo lo ocurrido con Taho, un perro pitbull que desde el principio se vio obligado a sufrir un trauma físico y psicológico que lo transformó en un perro agresivo. Desafortunadamente, este perro rescatado en Minneapolis, Minnesota, en Estados Unidos, fue ejecutado porque no pudieron mejorar su comportamiento.
Este peludo fue arrojado de un vehículo en movimiento cuando su dueño escapaba de las autoridades el pasado 30 de enero. La mascota fue atropellada por otro vehículo en medio de esta trágica situación y posteriormente fue depositada en manos de diferentes organizaciones que defienden derechos animales .
La anterior dueña de la perra tenía antecedentes de maltrato animal y posteriormente se supo que con tan solo 7 meses había sido víctima de un maltrato severo que generó en ella un sentimiento de rabia y pavor.
Según informó el grupo Pet Haven, se hicieron todos los esfuerzos posibles para la recuperación de Taho, desde su atención médica para mejorar su lesión en el partido producto del golpe, así como para apaciguar sus ansiedades y estrés, para que su perspectiva pueda mejorar. mejorar. Sin embargo, después de meses de terapia no fue posible.
“Se le dio el tiempo y el espacio para relajarse, para sentirse seguro y querido, para confiar y simplemente ser. Pero no fue suficiente para borrar las atrocidades que le habían cometido en el pasado y teníamos que despedirnos. Adiós a esta valiosa alma que había vivido su vida en incesante temor, nerviosismo y trauma severo. Una existencia atormentada”, informó el refugio en su cuenta de Facebook.
Según lo informado por este grupo, el perro estuvo involucrado en numerosas agresiones y mordiscos a sus cuidadores. Desde las personas que fueron su residencia temporal, las que lo atendieron en el albergue y las que estuvieron a cargo de su vacunación, resultaron mordidas.
“Taho estaba constantemente en una mentalidad poco saludable en la que tenía mucho miedo o una obsesión extremadamente intensa por masticar a alguien o alcanzar algo. Taho no era candidato para un santuario. No era candidato a una residencia más. Era un peligro crítico para el grupo. Y no podíamos, en conciencia, dejar que siguiera sufriendo en este estado de histeria y traumas diarios”, detalló.
“Necesitamos dejar claro que la eutanasia conductual simplemente no es una opción de elección primaria. De ninguna manera. Es faltar a la calidad de vida de un animal en su conjunto y luego gastar todas las opciones para mejorarla. Hicimos todo lo que pudimos por Taho y, aunque él no lo sintió durante la mayor parte de su vida, puedes estar seguro de que dejó este mundo sintiéndose querido. Corre libre y relájate cómodamente, Taho. Los objetos de nuestras almas siempre estarán con vosotros”, añadió.
El refugio tampoco contaba con todos los recursos para que Taho se recuperara y esto también influyó en su destino.